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El ser humano ha creado diversos robots humanoides cuya inteligencia artificial les permite realizar actividades mecánicas e incluso simular cierto nivel de conciencia y de sentimientos.
El doctor Carlos Gershenson, investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, habla sobre esas máquinas creadas con características semejantes a las nuestras.
En 1921, el escritor checo Karel Capek acuñó la palabra robot. Ya antes se construían autómatas, muñecos con algún comportamiento muy básico. En 1956, poco después de que se construyeran las primeras computadoras digitales, se empieza a hablar de inteligencia artificial (IA)......
Las emociones modulan el comportamiento
—Un chabot de Google dijo sentir miedo a la muerte. ¿Es posible que una IA tenga conciencia y sentimientos?
Según qué entendamos por conciencia y sentimientos. Marvin Minsky, considerado uno de los fundadores de la IA por libros como La sociedad de la mente, sostiene:
- La pregunta no es si una máquina inteligente puede tener sentimientos, sino si una máquina puede ser inteligente si no tiene sentimientos.
- Las emociones pueden verse como moduladores de comportamiento, sea en un animal, una persona o en una máquina. Su reacción ante una situación va a depender en parte de su emoción.
Reaccionar de una u otra manera según la emoción es parte de la flexibilidad de la inteligencia. Varias aplicaciones consideran este postulado.
El investigador del IIMAS agrega que, por un lado, simulan emociones en sistemas artificiales; por otro lado, a través de la conversación del “cómputo afectivo”, tratan de detectar emociones de los usuarios para interactuar mejor con ellos.
Distopía y simbiosis
Que inteligencias artificiales o robots podrían dominar el mundo, como sucede en películas de ciencia ficción, más que utopía, es “distópico y no se ve factible”.
Con la tecnología, más que competencia, tenemos una simbiosis. Es decir, cada vez nos hemos vuelto más dependientes de ella. Eso caracteriza a nuestra especie. Dependemos del lenguaje, del fuego, de la electricidad y, cada vez más, de las computadoras, “de todos sus tipos y sabores”.
Esta dependencia va a aumentar, “pero de manera similar, dependen de nosotros y no tienen el propósito de hacer alguna otra cosa que no sea para la cual las construimos”.
Un coche autónomo no tiene por qué dejar de manejar y rebelarse contra su dueño e irse a vivir a la playa o algo así. “No tiene sentido”.
Asistentes automatizados
Siri y Alexa son ejemplos de asistentes automatizados o asistentes personales que son interfases a sistemas de cómputo. Permiten una interacción vía voz, en vez del teclado. Es más cómodo que Alexa ponga mi música favorita, por ejemplo. Aunque a veces no entienden bien la voz.
Si este tipo de asistentes se vuelven más sofisticados, podrían ser un apoyo terapéutico. No sólo asistentes de software, sino también robots, podrían ayudar a una persona con depresión o a niños autistas.
En países como China, que se está convirtiendo en líder mundial en inteligencia artificial, se desarrolla toda esa tecnología, mientras que países como México “sólo somos consumidores”.